Para el profesional agropecuario John Peña, el 13 de mayo de 2022 marcó una ocasión extraordinaria: el día de su graduación. John es uno de los 53 participantes que obtuvo su certificado de finalización y se unió al grupo de cerca de 100 extensionistas capacitados por Rare y la Universidad de los Llanos por medio de un diplomado para cambiar las normas sociales en el sector agropecuario colombiano. Esta iniciativa es apoyada por el programa UK PACT del Gobierno del Reino Unido y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia.
El diplomado nos enseñó a convertirnos no solo en facilitadores sino también en líderes, y nos dio más herramientas para ayudar a los productores a cambiar sus comportamientos”
De marzo a mayo, en un programa intensivo que combinó sesiones teóricas con práctica en campo, John y otros líderes del sector agropecuario profundizaron en una gran variedad de temas más allá del programa académico tradicional del servicio de extensión agropecuaria, tales como: ciencias del comportamiento y diseño centrado en el comportamiento para el sector agropecuario, gobernanza local, técnicas de facilitación y de liderazgo, prácticas compatibles con el clima, marketing social y herramientas tecnológicas para la innovación. Este segundo diplomado en alianza con la Universidad de los Llanos ofreció a los participantes una nueva forma de apoyar a las comunidades rurales en esta región fértil de Meta.
“El enfoque es diferente a cualquier otro: súper interesante y eficiente” dijo Libia, experta en agricultura que trabaja en la división de emprendimiento, competitividad e innovación del municipio de Guamal. “Instalar capacidad en los productores les ayuda a tomar sus propias decisiones y replicar lo que funciona en sus comunidades. Y el método para lograr que toda la comunidad entienda el proceso de cambio de comportamiento es una invitación para que todos nos involucremos en la creación de nuestra propia historia de cambio”.
En todo el mundo, los extensionistas rurales han sido aclamados como héroes anónimos en el campo agrícola. A pesar de su impacto significativo en las comunidades, su trabajo esencial de expertos y facilitadores agropecuarios a menudo no se reconoce ni se celebra. No solo contribuyen al mejoramiento de los medios de vida y de la productividad de los agricultores y ganaderos, sino que también fortalecen sus habilidades para que se apropien de su futuro.
Juan Gonzalo Botero, Viceministro de Asuntos Agropecuarios de Colombia, expresó su agradecimiento durante la ceremonia de graduación,
Quiero reconocer el trabajo de los extensionistas y felicitar a los productores participantes por sus resultados” dijo. “Este trabajo es muy prometedor y ofrece importantes resultados para el futuro del sector en Colombia.”
En Colombia, los asesores técnicos en el sector agropecuario se conocen como extensionistas, asistentes técnicos, amigos, compañeros, expresiones informales que no muestran toda la importancia y relevancia cotidiana que ellos tienen para el sector rural. Los extensionistas trabajan con los gobiernos municipales, autoridades ambientales y agropecuarias regionales, instituciones privadas, organizaciones comunitarias o trabajan de forma independiente.
“Hay tanta sabiduría en el sector agropecuario que no podemos perder”, compartió Neymar Murillo, extensionista de varios municipios de la región del Meta. “Especialmente esta idea de nutrir el suelo con compost en lugar de más fertilizantes químicos. Esta capacitación me motivó a ser un mejor aliado para generar confianza con los productores y ayudarlos a tomar decisiones más sostenibles en su vida diaria”.
Pero en Colombia, como en muchas partes del mundo, los productores y los servicios de extensión enfrentan barreras para la productividad y para la adopción de una agricultura más regenerativa y compatible con el clima. Los productores necesitan apoyo para cambiar la forma en que cultivan, pero menos del 16 % de los pequeños productores en Colombia reciben asistencia técnica. Y los productores colombianos enfrentan circunstancias económicas complejas. En el área rural de Meta, el 44% de la población es pobre, con un 18% considerada como muy pobre, cifra superior al promedio nacional.
Por otro lado, los extensionistas rurales también necesitan apoyo para promover el conjunto adecuado de prácticas para los pequeños productores: aquellas que optimizan la productividad y son compatibles con el clima. Los extensionistas requieren capacitación para aprender cómo fomentar estas prácticas de manera que conduzcan a un cambio de comportamiento real y sostenido.
Mónica Varela, Vicepresidenta del programa Paisajes Vivos de Rare en Colombia, explica cómo Rare está trabajando para abordar un cambio sostenido para los pequeños productores de Colombia. “El programa de agricultura regenerativa de Rare fortalece las competencias de los extensionistas para capacitar a los productores y así facilitar la adopción de prácticas más regenerativas y sostenibles. Si bien el sector agropecuario juega un papel importante en la crisis climática, los productores y extensionistas están en una posición única para ser parte de la solución”.
Casi una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del mundo provienen de actividades relacionadas con el uso de la tierra y la agricultura. El programa Paisajes Vivos de Rare enfoca su trabajo en Meta, el segundo mayor contribuyente de emisiones de GEI entre los 32 departamentos de Colombia. Este programa aborda los desafíos de comportamiento y empodera a los productores para implementar prácticas de agricultura regenerativa y realizar un manejo ganadero más sostenible para proteger el suelo, el agua y la biodiversidad de Colombia. “Por cada extensionista capacitado, llegamos a 60 productores con nuestro enfoque de cambio de comportamiento”, agrega Mónica.
La investigación de Rare ha demostrado que los productores toman decisiones basadas en dos factores sociales: prueba y presión social. Los esfuerzos anteriores para ayudar a los productores a adoptar cambios de comportamiento positivos no han sido del todo efectivos porque los programas no incorporaron estas variables. “Las ciencias del comportamiento nos dicen que la combinación de la prueba social (cuando los productores observan a sus pares adoptar ciertas prácticas) y la presión social (cuando los productores perciben un comportamiento como el esperado en su comunidad) ayudará a cambiar las normas sociales”, agrega Giancarlo Chiappe, Líder de Estrategias de Cambio de Comportamiento de Rare en Colombia. “Esta combinación ayudará a cambiar comportamientos”.
Al capacitar a más extensionistas, asociaciones de productores y autoridades locales, el programa Paisajes Vivos está fortaleciendo la capacidad y el conocimiento local, ofreciendo beneficios perdurables y aplicables para otras regiones más allá del Meta. Esta transferencia y apropiación de conocimiento puede transformar territorios a nivel de paisaje, aumentando la productividad y los ingresos al tiempo que mitiga y contribuye con la adaptación al cambio climático.
El extensionista John Peña ofrece un consejo para los futuros profesionales del sector agropecuario: “Para cualquiera que esté pensando en tomar esta capacitación y aprender nuevas formas de cultivar para el futuro, yo diría: conquiste su miedo al cambio y abandone su zona de confort. Mi zona de confort era cultivar solo con fertilizantes químicos. Pero con un poco más de esfuerzo, generaremos un paisaje más sostenible y hermoso y dejaremos un mejor suelo para nuestras futuras generaciones”.